Historia de la Villa

Los orígenes históricos de Villaseca de la Sagra los encontramos en los llamados cerros de Aceca, junto al río Tajo. Es ahí donde se han hallado restos líticos y cerámicos de diferentes épocas y poblaciones. Este primitivo emplazamiento que buscaba una eficaz defensa natural y un mayor control de las orillas del río, fue ocasionando frecuentes enfermedades a los primeros pobladores, originando epidemias de tercianas, por lo que sus habitantes se desplazarían más al interior.

Ya en el siglo II a. C., con la presencia romana en estos territorios, los colonos romanos convivirán con los pueblos carpetanos, estableciéndose en lugares más llanos, circundantes a esos primitivos asentamientos en altura. Será en estas áreas donde organicen el cultivo ya de extensas tierras, estableciendo aquí sus villas, obteniendode esta manera un mayor control del terreno agrícola. Un valioso dato de la antigüedad romana de Villaseca nos lo aporta el historiador Ceán Bermúdez cuando en el siglo XIX hablaba de un sorprendente hallazgo: una lápida romana de mármol (cuyo paradero nos resulta desconocido).

Durante la Alta Edad Media, estos territorios de Aceca tendrán un carácter militar, como parte de la línea defensiva de la frontera del Tajo. Con la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085 se construyó una fortaleza en torno a 1097, por esta importancia estratégica, poblándolo con mozárabes. Crucial fecha es el año 1102, cuando Alfonso VII concede carta puebla a Aceca, además del Fuero de Toledo para gobernarse. Tras un ataque almorávide en 1129 se destruyen tanto el castillo como la villa de Aceca, pero el mismo monarca Alfonso VII años más tarde (1137) manda reedificar castillo y repoblar villa.

Es a partir de 1176 cuando la Historia de Aceca seguirá derroteros diferentes a la naciente Villaseca.

En lo que respecta a Aceca, en la segunda mitad del siglo XII hay una progresiva donación de la villa y su territorio que se extendía a ambas márgenes del Tajo, a la Orden Militar de Calatrava que la va a poseer en encomienda hasta 1530, cuando el monarca Carlos I la integra dependiente del gobierno de Aranjuez como Real Sitio de Aceca. Posteriormente, su hijo Felipe II construye el palacio, hoy desaparecido. Ya en la segunda mitad del siglo XIX volverá a formar parte del municipio de Villaseca de la Sagra, tras este tiempo formando parte de la Corona.

Por su parte, Villaseca se funda en el siglo XIV y poco a poco se va despoblando Aceca, ya no solo por motivos de salubridad, sino también por una pérdida de interés desde el punto de vista militar de la zona. Al desaparecer ya el peligro almorávide la intención fue repoblar esta zona de La Sagra. Con el avance de la Reconquista más allá del Tajo, Aceca no tiene ya esa importancia estratégica y ciertos núcleos agrícolas de estas tierras repobladas cobrarán importancia, surgiendo poblaciones, entre ellas Villaseca. No tenemos constancia precisa de cuando tuvo lugar este cambio de ubicación, se sabe que en 1325 el nombre de Villaseca figura ya en un documento de renta. Incluso hay fechas más tempranas, como 1166 cuando se dona la aldea de Mocejón que se sitúa “junto a la villa sicca”, suponiendo que esa denominación se refiera a Villaseca, pues sobre el origen del topónimo también existen diferentes hipótesis.

Una de las más aceptadas, desde finales del s.XVIII, es la que encontramos en el cuestionario de Tomás López, donde el párroco de Villaseca, D. Manuel M. Dávalos relataba que Villaseca surge como pueblo por la llegada de gentes procedentes de Aceca, huyendo de las infecciones causadas por las aguas del Tajo, fundando la Villa de Azeca, denominación que acabaría transformándose con el pasar de los tiempos en Villaseca. Así, se trata de una castellanización del vocablo árabe de “Aceca”.

Otros investigadores se decantan por que el nombre deriva de la palabra latina “sicca” más el artículo árabe que da lugar a “la seca”. Precisamente como pensaron los vecinos de la villa, cuando Felipe II realizó sus Relaciones (1576). En esta magna obra son los propios vecinos los que informan que el nombre significaba lugar seco (“es tierra seca y recia por naturaleza”).

En el siglo XV la villa pasará a ser de señorío, perteneciendo a la Casa de Silva y Ribera, por donación de Enrique IV de Castilla.

 

  • 23 de abril de 1521: un acontecimiento histórico para nuestro pueblo.

 

El 23 de abril de 1521, se puso fin a la guerra de las comunidades de Castilla, que enfrentó al rey Carlos I de España con los comuneros. El descontento hacia un rey extranjero el cual empezó a repartir los cargos más importantes de la administración entre sus consejeros flamencos y solicitar dinero a las Cortes castellanas para coronarse emperador en Alemania, provocó la rebelión de ciudades como Toledo, Segovia, Salamanca o Ávila, con Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado como cabecillas.

El mismo día lluvioso en el que tuvo lugar la batalla de Villalar, que pondría fin al levantamiento comunero en Castilla, el obispo Acuña atacó con cuatro mil hombres Villaseca y el cerro del Águila, con el fin de apresar a Juan de Silva y Rivera, señor de la villa (III señor de Montemayor), partidario del monarca Carlos I y huido de Toledo a este pueblo. Aquí habrá saqueos e incendios, convirtiéndose así Villaseca en un escenario más de este importante acontecimiento de la historia de España y quedando este hecho grabado para el recuerdo en el escudo de la localidad.

  Terminada la revuelta, con los líderes comuneros ajusticiados y con el triunfo del joven rey, Juan de Silva y Rivera fue recompensado por su fidelidad a la causa real, dictaminando que Villaseca fuese reconstruida y el Palaciose levantara de nuevo con los materiales de la derruida casa toledana del líder comunero Juan de Padilla. Como colofón, en años posteriores a Juan de Silva y Rivera se le otorgaría el título de Marqués de Montemayor (1538).

 

En el último cuarto del siglo XVI nos llegan abundantes noticias sobre Villaseca procedentes de las respuestas a las Relaciones de Felipe II, como los edificios existentes, entre ellos se menciona la desaparecida ermita de San Sebastián u otra de la Santa Vera Cruz que “está por acabar”.

El siglo XVII no supuso cambios profundos para la villa desde el punto de vista institucional y socioeconómico, sí desde el punto de vista arquitectónico pues se levantan el Hospital de San Bernardo y la Iglesia de Santa Leocadia con las trazas actuales, tras la ruina da la anterior. El Marqués de Montemayor sigue siendo el señor jurisdiccional y máxima autoridad civil en la villa y su término.

El siglo XVIII trae para España una nueva dinastía, la de los Borbones y en Villaseca el cambio de linaje de sus señores, pues a mitad de siglo el señorío de Villaseca pasa a los Marqueses de Castromonte y Montemayor. A pesar del cambio, no habrá modificación alguna en la vida social y económica del pueblo.

 

A finales del siglo XIX con la extinción de los señoríos en Toledo, las posesiones del señor de Villaseca junto al Palacio pasan por compra a un particular y así Villaseca deja de ser villa de señorío. Ya en las últimas décadas de este siglo XIX la villa experimentará un empuje industrial con la fundación en 1884 de la Fábrica de Harinas “La Sagreña”, que más tarde adquirirá la compañía francesa de la familia Ratié, creando la “Sociedad Electa Industrial Sagreña” para la producción de energía eléctrica, pasando Villaseca a convertirse en un foco industrial de gran actividad.